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viernes, 13 de noviembre de 2009

Despojo

Esa noche despertó asustado, algo le faltaba, no sabía que. Miró a su alrededor prendió la luz de la mesita de noche y observó cuidadosamente su habitación, los cuadros, la ropa tirada en la silla dispuesta n una esquina, los miles de papeles a medio escribir en su escritorio. Todo estaba como lo había dejado antes de irse a dormir, pero esa sensación seguía, algo se había despojado de él, tal ves fue ese extraño sueño que... no recordaba ahora, se había prometio recordarlo, tenía que recordarlo, es muy importante lo que ese sueño le decía. Ya algo alterado se sentó en la cama y se forzó a recordar el sueño, con quien estaba y que era lo que le decía, pero lo único que recordó fue la voz de una mujer que decía "ve, corre, te espero".
De forma inconciente ya se había puesto los pantalones y una chaqueta encima de su pijama, sacó las llaves del departamento, sus cigarrillos y fuego, era todo lo que necesitaba esa noche, el sueño ya no era un panorama.
Caminó, con la mente en blanco, tranquilo como no se sentía desde antes de la muerte de su novia, ya eran veinte años de eso. Después de veinte años es la primera vez que lo recordaba sin dolor, un recuerdo que lo ayudó a formarce que es parte de él pero que ya no es una daga que no lo deja respirar como solía ser. ¿Eso era lo que se había despojado de él esa noche? no, aún no había llegado a la respuesta que buscaba.
Prendió un cigarrillo, su mente había empezado a trabajar como una mquina sin control y necesitaba hacerla parar, quizas el humo del cigarro atrofiaría su mente y la dejaría apasiguada. Siguó caminando, a paso tranquilo, La calle estaba vacía ni siquier los animales callejeros se asomaban, las luces del alumbrado público tapaban toda la noche con ese color naranja. de pronto se percató de lo mucho que había caminadp, no estaba seguro de adonde se había dirigido, miró a su alrededor para tener alguna idea de su ubicación y la encontró, era Ana sentada a las afuera de su casa, la chica que había estado a su lado los últimos cinco años de su vida, apoyandolo y sacandolo del oyo al cual solia caer con cualquier pequeño problema; sin ella no habría podido hacer su obra, la cual resultó ser un éxito.
Corrió hacia donde estaba ella sentada, había estado llorando, se le notaba en sus bellos ojos, la abrazó con todas sus fuerzas y la besó, como se le había olvidado que podía ser y entonces llegó la respuesta que bucaba. Esa noche iba a ser su última noche, ya no resistía más la angustia de estar solo, y de no poder estar con Ana, él la amaba, pero no podía resistir otra perdida y quien querría estar con un tipo que no se puede ni sostener en pie, que le da miedo hasta su sombra, el veneno estaba listo, en un vaso sobre su escritorio y se dispuso a escribir sus últimas líneas, no recuerda si lo hizo o no. Se acostó y soño con Ana, nunca había soñado con ella, quien le decía que la fuer a buscar, y por otro lado Carla, que cortaba unas cadenas de oro que no lo dejaban moverse.
Esa noche se despertó y sintió que algo le faltaba, todo en su cuarto estaba como lo había dejado antes de irse a la cama, el vaso, los papeles, todo, pero algo se había despojado de él. Sus miedos se habían ido juntos con sus absurdos cuestionamientos, nada iba a perder, pues nada había apostado en toda su vida, ya era hora de dejarlo todo atrás. Sus miedos ya no estaban